POTENCIAL EN MICROFINANZAS DE LOS CAFES INTERNET
Pagos móviles El teléfono paga la cuenta ¿Puede ser la plataforma de pagos de dos emprendedores chilenos la solución para la banca móvil de las microfinanzas latinoamericanas?
Diego Fonseca / Washington, DC, Septiembre 21, 2009
FUENTE: http://www.iadb.org/micamericas/section/detail.cfm?id=5659§ionID=INNOV.
Cada vez que en un foro internacional un panelista cuenta maravillas de M-Pesa, el servicio de micropagos móviles en Kenya de la británica Vodafone, los ejecutivos de las microfinanzas latinoamericanas se miran entre ellos. ¿Cuándo será nuestro turno de contar al mundo un caso exitoso de pagos y banca móviles?, se preguntan. Si funciona en África, ¿por qué no acá? No es difícil de creer cómo les pica la envidia.
Ese sentimiento puede estar cerca del fin, a juzgar por diversas experiencias impulsadas en la región por grandes operadores, como Telefónica de España, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y pequeñas empresas de telecomunicaciones. Una de ellas es la chilena Azurian, un proveedor de soluciones tecnológicas. Desconocida en el mundillo microfinanciero, Azurian tiene entre manos una plataforma de micropagos que reúne varias condiciones interesantes: es la primera de América Latina en ser probada, es masiva y ha demostrado ser exitosa. La cuarta condición cierra el círculo del deseo: crecida en el mundo de las ventas detallistas de gran escala, Azurian quiere ahora llevar esa plataforma a las microfinanzas.
CelCompra, como es llamada, es una metodología similar a M-Pesa, una plataforma que permite depositar, retirar y transferir dinero entre usuarios y no usuarios, pagar cuentas y recargar el móvil utilizando una red de agentes desde revendedores de tiempo-aire a pequeños despenseros que actúan como corresponsales bancarios. Lanzado en Kenya en 2007, M-Pesa ya opera en Tanzania, Afganistán, India, Egipto y Sudáfrica. En 2008, junto a Western Union y Citigroup, Vodafone inició pruebas piloto de transferencia de dinero entre Kenia y el Reino Unido.
Simple, fácil y omnipresente: La plataforma chilena reconoce el mismo principio que M-Pesa: la ubicuidad de los teléfonos celulares puede ser funcional para incorporar a los más pobres al mercado. De acuerdo a un estudio de Telefónica de Chile e INE, que rescata Azurian, más del 70% de los chilenos más pobres tiene un celular pero sólo 14% una tarjeta de crédito. Incluso en el país más bancarizado de América Latina, las redes de pago de la banca no alcanzan al 30% del mercado objetivo, aun cuando seis de cada 10 personas tienen una cuenta bancaria, de acuerdo a un estudio de Telefónica y el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), parte del Grupo del BID.
La banca móvil permitiría introducir una gran variedad de servicios financieros, como crédito y ahorro, a la mayoría de la población excluida del sistema financiero, advierte Jaime García Alba, especialista en tecnología del FOMIN. La killer application de la banca móvil son los micropagos, pero las posibilidades van mucho más allá, dice. Los usuarios de telefonía celular prepago ya están familiarizados con la gestión de una pequeña cantidad que depositan en su celular para comprar minutos, y en muchos casos este es el primer depósito que realizan.
La plataforma de Azurian está compuesta por CelCompra, un programa que transmite las órdenes de microcobro y micropago electrónicos con un mensaje de voz sobre los teléfonos móviles, y Eco100, como se denomina la red de terminales físicas instaladas en más de 2.000 pequeños comercios. Los comerciantes y clientes usan esas terminales, llamadas POS o sus propios teléfonos móviles, para vender y comprar minutos para celulares prepagados, pagar cuentas o enviar dinero a terceras personas.
Lo atractivo del modelo es que acercan los servicios financieros a gente que normalmente no los tiene o que posee un acceso malo, caro y lento, dice el emprendedor argentino Wenceslao Casares, creador de las plataformas financieras Patagon, Lemon Bank y Bling Nation, que ha recibido consejos de Azurian para alguno de sus proyectos. Usan una tecnología probada y con la que el público se siente cómodo y de una manera que la gente puede aprovecharlo sin sentirse intimidada.
La red opera como un sistema de prepagos. El dueño de una panadería, un minimercado o un puesto ambulante deposita primero dinero en su cuenta virtual de la red en un banco tradicional para poder vender minutos celulares o servicios contra el total del monto depositado cada vez que lo haga ganará una comisión. Al otro lado del mostrador, sucede lo mismo. Tras depositar dinero en su cuenta de la red en su banco, cada vez que deba pagar una factura, el consumidor recibirá en el celular un mensaje de voz como éste: Juan, la cuota mensual de su microcrédito con XXXX está emitida por un valor de US$ N. Para pagarla al instante con cargo a su tarjeta, digite su clave secreta.
Juan también puede pagar en efectivo en cualquier microtienda, para lo que basta entregar el dinero al comerciante, quien digita los datos de la cuenta en el POS o en su propio celular habilitado para operar en la red. El sistema también permite que, para montos menores, Juan pague directamente y sin intermediación, nada más acercando el celular a la terminal electrónica del comerciante.
¿Bancos, go home?: El programa tiene fuerte respaldo en Chile, donde Falabella, una de las mayores cadenas de tiendas por departamentos de Sudamérica, lo ha implementado con 14,000 clientes de su tarjeta CMR. Los usuarios del plástico saldan por móvil sus cuentas con la tienda y pagan otros 90 servicios distintos, incluidos el agua, la luz y el teléfono, la TV por cable, pases para el sistema de metro y bus públicos, o tickets para conciertos.
Azurian, la compañía socia y proveedora de las tecnologías para móviles de Eco100, ahora quiere proveer microcréditos y ha manifestado interés por vincularse a la industria microfinanciera. Su aproximación a los créditos en la base de la pirámide es por ahora muy simple: se basa en que un almacenero financie las ventas a sus clientes de la comunidad y sus compras de reposición a corto plazo usando su propio flujo de efectivo. En la práctica, es dar soporte tecnológico a la tradicional venta al fiado. Pero Frenk sostiene que no hay impedimento técnico alguno para que una persona con un microcrédito, una micropensión o un préstamo hipotecario con una institución microfinanciera pague su cuota en su tienda de toda la vida.
En rigor, para Azurian los problemas están entre los bancos y telefónicas, canales obvios para obtener escala. Para estos operadores, aun con buenos retornos, la base de la pirámide tiene costos de administración significativos y una elevada percepción de riesgo. Según García Alba, del FOMIN, mientras que en otras regiones la banca móvil ha sido liderada por un gran operador y un banco, en América Latina esta dinámica es más lenta pues los mercados de telecomunicaciones y servicios financieros tienen un número reducido de actores que dificultan el establecimiento de acuerdos entre bancos y operadores. Este contexto supone una gran oportunidad para que otros actores, como entidades microfinancieras, de sistemas de pagos o empresas de remesas, lancen exitosamente sus servicios de banca móvil, dice.
Mientras conecta con interesados fuera de Chile, Azurian está instalando 1.000 terminales móviles en el interior del país y no descarta captar remesas y transferencias de dinero en la región, como M-Pesa entre África y Europa. Los celulares dan una capilaridad tan amplia como aparatos existan, dice Frenk. Tecnológicamente, para nosotros es indistinto si se trata de pago de cuentas de agua o envíos a miles de kilómetros.
El Banco Interamericano de Desarrollo no es responsable por el contenido editorial; los puntos de vista expresados en el artículo son del autor.
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