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INICIATIVAS DESDE MEDELLIN SOBRE LA INFORMALIDAD EN LA REVENTA DE MINUTOS

INICIATIVAS DESDE MEDELLIN SOBRE LA INFORMALIDAD EN LA REVENTA DE MINUTOS

"Un minuto verde y organizado, por favor”

Mientras el contador aceleraba su paso al igual que yo lo hacía con el ritmo de mi voz, un hombre de baja estatura y nada de pelo sobre su cabeza, acordaba una asamblea con el chico que me vendía el minuto a celular.

La bendita y entrometida curiosidad (que aún no me ha matado), no dudó en escabullirse tras la información y encontrarse una pequeña oficina que entre el sonar de “una cabeza” y las bolas del billar, opera como Cooperativa dedicada a la regulación de la venta de minutos en el ya trajinado asfalto del corazón de Medellín.

César Augusto Vélez es el representante de la Cooperativa Multiactiva de Economía Social, Cooseñal, que hoy por hoy viene proyectando métodos de regulación y estabilidad entre grupos de “minuteros” que, reunidos en esta organización, esperan garantizar mayores beneficios a los empleados y usuarios, al hacer de la reventa de minutos, una labor organizada y aceptada legalmente.

Con chalecos verdes, los asociados a Cooseñal se mezclan entre las multitudes citadinas que, tras el inalcanzable y acelerado tiempo, habitan y visitan el Centro de Medellín.

Ni tratándose de la mejor propuesta política, a propósito de las elecciones en el país, César es hoy la cabeza de esta cooperativa que en medio de la informalidad pareciera abogar por una dignidad laboral más precisa que la permitida por normas ya establecidas y reglamentadas por la ley.

Una mezcla “esperanzadora” de blanco, verde y anaranjado se ha vuelto inconscientemente la bandera de unos 300 minuteros, que hoy “organizados” ofrecen su servicio a los necesitados transeúntes del sector.

¿Legalización?: De acuerdo con el documento de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), Colombia cerró el año 2008 con 40,7 millones de abonados móviles; es decir, líneas celulares que se encuentran activas a la fecha de corte y que, además, han sido utilizadas durante el respectivo trimestre.

Para los expertos del sector consultados, ese dato no refleja la realidad del mercado colombiano porque una cosa son las líneas móviles activas, como las que contabiliza la SIC y otra, muy distinta, los usuarios únicos de celular en el país.

El superintendente de Industria y Comercio, Gustavo Valbuena, reveló que la entidad a su cargo está trabajando de la mano de la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones (CRT) con el fin de establecer nuevos parámetros que permitan tener mayor claridad sobre las estadísticas del sector.

Aunque aún está en discusión la legalidad de estas ventas consideradas como ambulantes, algunos viven o suplementan su bienestar despertando muy temprano en la mañana para iniciar la jornada laboral y, tras el agite del día, algunos como María Inés Cadavid, secretaria de un abogado, se ubican en el quinto piso del edificio la Ceiba, en el Centro de Medellín, acompañando el papeleo de tutelas y demandas con el ring, ring de un celular.

Cautivada por las facilidades y novedades que presentan los minúsculos móviles de comunicación, María Inés ofrece la venta de minutos a celular, prestando un servicio que, según ella, no es muy rentable, aunque lo hace con la idea de servir a sus compañeros y vecinos del piso, con lo que satisface la necesidad de ellos, aunque su lista de deudores sea extensa.

Como muy anecdótico o pasajero, podría leerse el caso de María Inés, aunque es bien sabido que son miles las personas que hoy viven de la venta informal. Un hecho visible que pone vacilantes a las paradójicas cifras que anuncian “mayor empleo y bienestar” en el país.

Para el año 2009 la entonces ministra de comunicaciones, María Rosario Guerra  indicó que este era uno de los temas más debatidos. Por esto mismo, estaba en marcha un proyecto de regulación, en el que se brindaran condiciones favorables para los que prestaban el servicio “legalmente” como las cabinas telefónicas, y así estabilizar la competencia, pues en la calle se consiguen minutos entre 150 y 200 pesos y las cabinas no se podían ofrecer a menos de 300 pesos. Hoy se cuenta entonces, con el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en cabeza del actual ministro Daniel Medina.

Controversial o no, la legalidad a la informalidad de las ventas no para y el sudor de algunos colombianos le sigue apostando al “negocio de los minutos” incorporándolos en calles, universidades, oficinas y vehículos de transporte público, en lo que la adaptación del servicio pasa a un segundo plano, ante el acelerado ritmo del minutero celular.

Como las monedas en mi bolsillo se han agotado, debo cortar la llamada o en su defecto hacerles “la del pobre”. Ahora, mientras corro tras mis deberes, el de verde se posa debajo de una sombra en la avenida La Playa aunque en lugar de mar, tenga minutos a celular. 

Fuente: TOMADO DE:

http://plano-sur.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1606&Itemid=76#yvComment1606
AUTOR: Sandra Milena Ramírez Giraldo

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