DIA INTERNACIONAL DEL INTERNET
En 1969 la Unión Internacional de Telégrafos (UIT-1934), consagró el 17 de mayo como Día Mundial de las Telecomunicaciones. Posteriormente en el año 2006 La Conferencia de Plenipotenciarios de la UIT que se reunió en Antalya (Turquía) y la Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada en Tunez, coincidieron en incorporar a la celebración de las Comunicaciones, el día de la Sociedad de la Información. A esta efeméride se le sumó la del Internet, que se inició a celebrar en España, impulsada por la Asociación de Usuarios de Internet desde el año 2005.
La tripartita celebración anual, además de orientar estratégicamente el sector, promover la eficiencia en el uso de las instalaciones e infraestructura, acercar los beneficios de las nuevas tecnologías al mayor número de consumidores, y direccionar la asistencia técnica a países en desarrollo, estimula la reflexión y el intercambio de ideas sobre temas específicos, propiciando debates sobre el impacto del cambio tecnológico producto del avance en el manejo de la información, el conocimiento y las comunicaciones.
Estudios, deliberaciones y análisis de la sociedad, han permitido en particular para esta fecha y para fortuna del mundo, constituir espacios de reflexión, frente al vertiginoso posicionamiento que le ha inducido la economía liberal desregulada a esta industria como estandarte contra la crisis financiera, el reordenamiento global de mercados y la sostenibilidad de la economía capitalista mundial.
Los medios de comunicación masivos e interpersonales, en específico la Internet y la telefonía móvil, en tiempo record, desplazaron la industria automotriz, otrora líder mercantil del mundo, al lograr que empresarios y conglomerados corporativos a través de las privatizaciones de las empresas de servicios públicos y oleadas aperturistas, se apropiaran del gran mercado global cautivo, con un novedoso espacio de expansión comercial en continuo crecimiento.
Hoy en el mundo, tenemos que los indicadores de “La riquezas de las naciones”, se devolvieron a 1776, en torno a los postulados de Adam Smith promotor del sistema de libertad natural, quien afirmaba “que la riqueza de un Estado no debe medirse por su oro, sino por los bienes y servicios reales que se ponen al servicio de una nación”. Para Smith, recordemos “el progreso de la sociedad se alcanza a través de la libertad económica, sin control gubernamental en todos los aspectos del comercio, sin barreras al comercio y al masivo suministro de productos”.
En Colombia, las entidades rectoras en materia de comunicaciones se esfuerzan en mostrar el bienestar y progreso nacional con indicadores del sector como “Tratados de libre comercio, número de empresas proveedoras de tecnología, capacidad instalada, kilómetros en redes, nodos de convergencia, kilogramos de digitalización, satélites en órbita, números de computadores, cantidad de empresas digitales, activación de teléfonos móviles, conexiones a internet o la masiva utilización de dispositivos de última generación, cuentas en redes sociales, operaciones en banca electrónica y telecentros instalados”, sin entrar a dar relevancia a la carencia, limitación, subutilización, derroche y abuso que del mismo se origina por múltiples factores en la sociedad. Amen de la precariedad de los contenidos que se logran trasmitir.
En teoría, se parte del hecho que las políticas públicas para que la tecnología conduzca al aumento de la calidad de vida de la población en el colectivo que conforma la “Sociedad de la Información”, se caracterizan por “convertir la información en conocimiento”, difundirlo a la mayor velocidad, a la mayor cantidad, a los mas necesitados, con que tal que la información se reprocese, sin límites y facilite un reacondicionamiento espacial caracterizado por la descentralización y la dispersión de las poblaciones, mas la optimización en la provisión de bienes y el cubrimientos de los servicios. La Sociedad de la Información es por tanto Estado y particulares, física y virtual, realidad y potencialidad.
El despliegue de ambiciosas metas en la configuración de frecuencias del espectro radioeléctrico, en la ampliación de la oferta de proveedores y en la cobertura de las redes informáticas e infraestructura, a nuestro juicio para Colombia, debe ir unida a la capacitación, más el acompañamiento ciudadano para optimizar los recursos que permitan aprovecharlos creativa y efectivamente.
En el país la irradiación masiva de comunicación y conectividad, tiende a un mercado desequilibrado y selectivo, con limitaciones geográficas entre lo grandes centros urbanos y el resto de país, donde se mantienen prácticas de monopolio en la provisión del servicios y una escala de acceso directamente proporcional al tamaño del mercado.
La calidad, la velocidad, y continuidad de los servicios, por fallas técnicas, de cobertura, de topología o causas administrativas, son causa constante de quejas y reclamos, ante los organismos de control y empresas proveedoras.
La denominada multilateralidad y centralidad, entra en contrasentido ya que no estamos habituados, formados ni capacitados para recibir información global, y si mantenemos en el caso de la Internet, una clara dependencia de las páginas con origen estadounidense. La información del país es muy general, dispersa y contradictoria. A nivel de comunicaciones la publicidad distractora induce a la subutilización o sobrecostos.
En el tema de la interactividad y la unilateralidad, no hemos apropiados los nuevos instrumentos para propagar información que permiten que los usuarios sean no sólo consumidores, sino además productores de sus propios contenidos. La gran mayoría de los usuarios nacionales son consumidores pasivos de los contenidos que ya existen en la Internet.
En el tema de la desigualdad, la Sociedad de la Información ofrece abundancia de contenidos y posibilidades para la educación y el intercambio entre la gente de todo el mundo, mas aún no es directamente el remedio a las muchas carencias que padece la humanidad. De hecho, ha sido casi inevitable que reproduzca algunas de las desigualdades más notables que hay en nuestro país. Mientras las naciones más industrializadas optimizan el acceso a la red de redes, la Internet y las comunicaciones en Colombia se siguen patrones de consumos básicos e improductivos.
La heterogeneidad, duplica y multiplica, actitudes, opiniones, pensamientos y circunstancias que están presentes globalmente. Al no haber formado una comunidad creativa, inteligencia y crítica, estamos expuestos a espejear conductas improductivas.
La desorientación frente a la oferta de dispositivos de comunicación inducido por los proveedores y la enorme y creciente cantidad de información, incita al consumismo desbordado, inapropiado para el desarrollo social y personal. Disponer de miles de minutos o mensajes, encontrar millares de noticias, símbolos, declaraciones, imágenes e incitaciones a la comunicación desbordada no es necesariamente fuente de enriquecimiento cultural o productividad, sino a veces de aturdimiento personal y colectivo. El empleo de la tecnología de la información y las comunicaciones en los nuevos medios requiere destrezas que van más allá de la habilidad para abrir un programa, poner en marcha un equipo de cómputo o hacer una llamada. Se necesitan aprendizajes específicos para elegir entre aquello que nos resulten útiles, y muchos de lo que podemos prescindir.
La carencia de programas para generación de cultura ciudadanía activa, frente a la abundancia de dispositivos de comunicación, mensajes, contenidos mayoritariamente de corte comercial difundidos por grandes consorcios mediáticos y la ausencia de formación, inducción, capacitación y reflexión suficientes sobre el avance digital, suelen aunarse para que en la población el consumismo prevalezca sobre la productividad, la creatividad y la generación de conocimiento. Es reconocido que los intereses comerciales en los nuevos medios son el motor principal para la expansión de la tecnología y de los contenidos, pero se espera que los proyectos Estatales apunten al desarrollo cultural y a la humanización misma de nuestras sociedades y no a la simple colocacion de inventarios, en algunos casos de tecnología obsoleta.
A nivel mundial y en el caso de Colombia, se vive un estadio histórico de cambio tecnológico y comunicacional, proveniente del desarrollo y aplicación creciente de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Este proceso, diferente y más dinámico que los precedentes, conlleva un potencial para inculcar bienestar, crear riqueza, aumentar el nivel de vida, democratizar y mejorar los canales de provisión de bienes, servicios y suministros.
Las Telecomunicaciones, la Internet y la Sociedad de la Información, forman parte sustancial de nuestra cotidianidad. Nos proporcionan instrumentos útiles para el hogar, el trabajo, el esparcimiento, la creatividad y la formación personal. La sociedad informada, con la rapidez con que se introducen los cambios induce a beneficios, en forma de prosperidad, disponibilidad y reducción de costos, y a perjuicios por la distribución desigual, poco selectiva, anárquica desequilibrada e improductiva.
Necesitamos unas políticas públicas en Colombia capaces de ayudarnos a garantizar el crecimiento con estabilidad, sacar fruto del progreso tecnológico, con acceso equitativo a la sociedad de la información, y La distribución justa del potencial de prosperidad, sobre la base del sostenimiento de los empleos generados, la democratización real del acceso, y la correcta apropiación y utilización del conocimiento en beneficio de todos.
P.D. "El siglo XVII fue de las matemáticas; el siglo XVIII el de las ciencias físicas; el siglo XIX el de la biología; El siglo XX el de la Industrialización, EL siglo XXI ¿el siglo del miedo?
Ing.Miguel Ospino Rodriguez.
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