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Compartición de infraestructura para el despliegue de las TIC.

Compartición de infraestructura para el despliegue de las TIC.

V Congreso de Regulacion CRC:  La cita en la ciudad de Cartagena el pasado 25 y 26 de octubre de 2010, antesala de la presentación en sociedad del nuevo plan nacional de tecnología, buscaba ambientar dos elementos:

1. Definir las reglas de juego entre los proveedores y operadores mayoristas de comunicaciones e internet en el país a fin de acometer el DESPLIEGUE de las TIC en aras de ampliar su base de negocios y clientes, en un espacio ocupado actualmente  por los comercializadores minoristas de acceso colectivo.

2. Identificar las ESTRATEGIAS que se deben seguir a fin que los proveedores y operadores mayoristas de comunicaciones e internet en el país capitalicen las OPORTUNIDADES  que se derivan del ahorro que se produce al compartir recursos como históricamente lo vienen haciendo los revendedores.

Lo anterior en términos económicos se denomina “colusión del mercado” originado desde los grandes proveedores, operadores y comercializadores mayoristas  de telecomunicaciones y servicios informáticos contra  los comercializadores minoristas o  “revendedores” de servicios de información y comunicaciones, representados por los propietarios de locutorios, telecentros,  cafés internet y mixturas de diferente pelambre.

En economía  “colusión”, es el acuerdo en que dos o más empresas de un mercado específico definen como cada una actuará de manera concertada respecto del resto de las demás empresas. El fin de este tipo de acuerdos es que cada una de las empresas participantes en la colusión tome control de una determinada porción del mercado o especialidad, en las cuales operan y actúan de manera monopólica, impidiendo a otras empresas entrar o permanecer en el mercado.

Mas coloquialmente una colusión  “es un pacto que acuerdan  dos personas u organizaciones con el fin de perjudicar a un tercero”, según la publicitada página Web Wikipedia.

En el caso de las empresas mayoristas de comunicaciones e información contra las microempresas comercializadoras o revendedores de servicios,  la finalidad perseguida es el desplazamiento de una clientela oportunamente atendida con una estructura de costos eficientes, bajo un formato de acceso colectivo y una ganancia razonable para las partes, en razón a lo representativo en términos de facturación y la gran presión que se ejerce sobre los mayoristas al no existir un marco regulatorio de tal actividad.

Por la actuación desarticulada y la forma de desempeño empresarial de los minoristas pueden ser  presa fácil de los mayoristas que aspiran a implementar el suministro del servicio de comunicaciones y acceso a internet sin intermediarios, mediante masivos contratos individuales, a mayores costos para el usuario y mayor rentabilidad en los operadores.

De la reacción de los minoristas, su capacidad de reducir costos, de innovar en precios, de implementar nuevas opciones tecnológicas, de su malicia indígena y especialmente explorando la real capacidad de pago de la mayoría de los colombianos y trashumancia laboral, depende que el arraigo de los telecentros permanezca en los centros urbanos, frente al esquema que se avizora en el inmediato futuro, que de entrada cuenta con el apoyo del gobierno.

En el plan nacional de tecnología Vive Digital, el ESTADO invita al sector PRIVADO que presente “iniciativas novedosas” que no impliquen “Subsidios”, conforme afirmó en su lanzamiento el Ministro Diego Molano,  a fin que bajo una inversión cercana a los 5,5 billones de pesos, Colombia dé el salto tecnológico durante los próximos cuatro años, mediante la masificación de conexiones de Internet y el desarrollo del ecosistema digital del país, implicando que la mayoría de los colombianos sean esclavo de una factura de acceso a Internet, 12 meses año, por ene años.

La  promoción y  expansión de  infraestructura, la creación de servicios, el desarrollo de aplicaciones y la apropiación tecnológica por parte de los usuarios llegará “directamente conforme al plan, al  50% de Hogares y al 50% de MiPymes,  mediante conexiones físicas o inalámbricas a Internet, al multiplicarse por cuatro las conexiones existentes al pasar de  2.2 (sic) a 8.8 millones”. (Es de notar que la información oficial del mismo Ministerio, según boletín de Conectividad de agosto de 2010, relaciona 3.3 millones de conexiones en el corte al primer trimestre de éste año).

Al triplicar el número de municipios conectados a la autopista de la información a través de redes de fibra óptica;  al aumentar las conexiones internacionales del país; al promover el establecimiento de CDNs y firmas de Hosting locales;  y al asignar más espectro en 3G y 4G; el gobierno dispone de más recursos de la sociedad para la expansión digital de los conglomerados particulares en aras de ampliar la base de contratos personales o empresariales de uso individual.

Por otro lado el  despliegue de la Televisión Digital Terrestre,  el hacer  uso del Dividendo Digital, el promover cambios normativos  para facilitar construcción de infraestructura en las regiones y el acceso en la propiedad horizontal, levanta actuales barreras a la instalación de más conexiones en las ciudades.

El  masificar  dispositivos para ingresar a Internet mediante la eliminación de aranceles,  el flexibilizar el acceso al crédito para la adquisición de terminales,  eI implementar un régimen regulatorio para las cuatro industrias de la convergencia digital: Tecnologías de la Información, telecomunicaciones, electrónica de consumo y entretenimiento, aunado a la eliminación del  IVA para el servicio de Internet y el direccionamiento de los subsidios de telefonía fija hacia los subsidios para Internet, cierra el circula esperado por los operadores y proveedores de TIC en Colombia, con un gobierno actuando como “el gran usuario y promotor de servicios TI”, según se recoge de los documentos oficiales.

La premisa o el sistema axiomático que comporta el contexto tecnológico del inmediato futuro diseñado por el Ministerio de tecnología y  el Estado en su conjunto representado por todos los Ministerios como es el mensaje que en forma profusa se ha difundido en los medios privados y públicos de comunicación, es que “entre más grande sea la penetración de Internet, menos pobreza”.

…¡¡¡Memento señores!!!…  Si lo anterior fuese cierto, en los últimos 8 años los colombianos deberían haber dado un salto extraordinario en relación al nivel de bienestar, educación, ingresos, progreso  y calidad de vida, ya que si algo se ha dado es el incremento inusitado de acceso, velocidad de navegación, medios, consumo de dispositivos tecnológicos y de artículos ofimáticos relacionados.

Entre el año 2002 y lo que va corrido del 2010, pasamos de 10.2 millones a 42.7 millones de dispositivos celulares móviles; de 390.981 conexiones a Internet a 3.31 millones de conexiones; y de  1.5 millones de usuarios de Internet a  20.2 millones.

Colombia más que duplicó el ritmo de aumento del período 2000-2008, en el número de terminales llegando al 26,3% anualmente, con 3,7 millones de computadoras en funcionamiento a tal año.

De 142 estudiantes por computador en el 2002 pasamos a 14 estudiantes al 2010 y el 100% de los instituciones educativas públicas realizaron el pasado proceso de matricula utilizando medios computarizados y en red.

Gracias al programa social Compartel se conectaron 26.005 instituciones públicas en distintas regiones del país. Entre ellas, 21.919 instituciones educativas, 1.032 alcaldías, 839 hospitales, 411 bibliotecas públicas, 57 centros provinciales de gestión agroempresarial y otras 1.047entidades tales como los telecentros, hoy denominados Tecnocentros,  conectando bajo la modalidad de acceso colectivo multiusuario a los colombianos. “Los 1.112 municipios mínimo cuentan con una conexión de acceso a internet dedicado, hoy en día según el Informe trimestral de conectividad – Marzo 2010”.

Del mismo estudio adelantados por el Ministerio de TIC a marzo de 2010, se señala que el 61,21% de las conexiones a Internet reportadas tienen velocidades de descarga por encima de 1.024 kbps.  En total 908.548 usuarios cuentan con una velocidad de bajada entre 1.024 y 2.048 kbps; 471.132 acceden a una velocidad entre 2.048 y 4.096; y 33.915 de ellos tienen más de 4.096 kbps para bajar información, principalmente conexiones utilizadas por los telecentros, razón de preocupación de los operadores al ocuparles una gran parte del canal de velocidad.

De las 3.31 millones de conexiones, 1.996.803 son residencial, 294.579 son corporativas y 18.306 son de centros colectivos estales incluido el programa compartel.

En las cerca de trescientas mil  conexiones empresariales, mas de 65.000 corresponden a telecentros particulares, que según estudios del  DANE, les prestan servicios al 43% de la población colombiana,  lo que equivalente a más de dieciocho millones de Colombianos que las utilizan por afinidad, costos, economía, necesidad y oportunidad.

Según el Indicador de la Sociedad de la Información (ISI), elaborado por la consultora Everis y la Escuela de Negocios IESE, Colombia  reporta un liderazgo en la región en el número de usuarios de Internet en América Latina, con 455 por cada mil habitantes. Así mismo, el Ministerio de Tic  destaca que el 92,33% de los accesos dedicados fijos a Internet son de banda ancha y que se estima que en el país existen 8.009.745 usuarios residenciales de Internet fijo, conmutado y dedicado.   La diferencia con los cerca de 22 millones de internautas reconocidos en el país, los atiende directa y eficientemente la red de telecentros públicos y privados a un bajo costo.

De  lo anterior radica  el golpe de mesa que se pretenda, al incentivar el uso individual de las conexiones en desmedro del uso colectivo. 

Las 65.000 conexiones de alta prestación de los telecentros privados, con un costo de $ 235.000 en promedio al mes facturan cerca de $  15.275.000.000 a las operadoras.  Las cuatro millones de nuevas conexiones a razón de $ 23.000 la unidad, facturarían de entrada $ 92.000.000.000, estimulando paralelamente el consumo asociado a la conexión individual e interconetividad: Contenidos, cartografía digital, bases de datos, publicidad, mensajes, comunicaciones, etc.,  y desplazando los cuentas de acceso colectivo.

O les enriquecimos empobreciéndonos o nos empobrecimos enriqueciéndolos.  El Ingreso percapita 2002 de los colombianos era de  6.300 dólares.  Cálculos estimados para 2010 lo sitúan entre 5000 y 6000 dólares: 5.444 dólares  más exactamente.

El nivel de desempleo a 2002 era de 15.7%, hoy estamos en promedio en el 13 %. Entre el 2002 y la fecha, el subempleo se mantenido medianamente constante entre 34.4 y 34.2% respectivamente, sin embargo hoy  hay 7.43 millones de colombianos en el denominado rebusque y 5.5 millones se encuentran desempleados.

Medidos los ingresos percibidos por los hogares colombianos, en estado de pobreza está el 45,5% de nuestra población, es decir, 19 millones 900 mil colombianos y en estado de indigencia hay un 16,4% de la población, es decir, 7 millones 200 mil colombianos. Esas cifras son escalofriantes. Pobre es una persona que en 2009 (a cambio de su trabajo) recibió al mes menos de $ 281.384 mensuales e indigentes son las personas que en 2009 recibieron mensualmente, por cabeza, menos de $ 120.588 por la labor que desarrollaron.  

La pobreza rural en nuestro país es más pronunciada que la pobreza urbana y  la indigencia rural es más del doble de la indigencia urbana.

Si se confronta estas cifras entre el  2002 y 2010, se deduce que la pobreza en Colombia ha disminuido en promedio algo más de un punto porcentual anual en los últimos 4 años y que a ese ritmo, erradicar la pobreza, tomaría 50 años si en ellos no hay sobresaltos ni crisis económicas, ni políticas que lo que originen es la espoliación de los menguados ingresos de  la mayoría.

¿Qué puede hacer un colombiano que gana al mes menos de $ 281.384 mensuales? ¿Cuál es su dieta alimenticia y cómo soluciona los problemas de salud, vestuario y vivienda?, ¿Está en capacidad de comprometer un 10% de sus ingresos en un contrato a termino fijo para acceder individualmente a la Internet?

Las cifras son contundentes y son el verdadero desafío para que el  Presidente de la República, más allá de cualquier consideración emocional, compromisoria,  metas e indicadores revise esta política nacional, sustentada en que una conexión a internet garantizará la reducción de la pobreza, la inclusión en la era digital y la disminución de las barreras de la desigualdad social.

El mercado de la reventa minorista, que según cálculos de Adecintel, alcanzó a mover el año pasado una cercana al billón de pesos,  aún cundo le deja jugosas ganancias a  los proveedores de acceso a internet fijo y a los operadores móviles celular del país, por la facturación de conexiones, compra de planes pospago y colocación de las recargas a celulares, son un factor de alta presión al interior de estas empresas y podrían dejar un mayor margen de utilidad al eliminarse la intermediación que estos ejercen.

Los Telecentros, locutorios o más comúnmente cafés internet, al ofrecer a los clientes acceso a Internet, servicios de llamadas y venta de diversos productos tecnológicos en forma colectiva o pública, y compartir una infraestructura y sus recursos, transfieren al usuario el ahorro de todo el sistema vía el  cobro de tarifas sustancialmente reducidas.

En el caso del acceso a la Internet, las tarifas compensan un período determinado para el uso óptimo y productivo de dichos equipos,  con altas prestaciones y valores que oscilan entre $ 500 y $ 2000 pesos la hora, en horarios que cubren el día y  gran parte de la noche los siete días de la semana.

El servicio de comunicaciones, de llamadas locales, nacionales y celulares, que oscila entre $ 50 y $ 200 pesos el minuto  y de llamadas internacionales, que para el caso de Estados Unidos, oscila entre $ 100 y $ 400 pesos el minuto, suministrado prioritariamente sobre plataforma de Vo Ip, son un claro ejemplo de compartición de infraestructura y ahorro para el usuario final.

Los cibercafés adicional a contribuir de forma considerable a la democratización del acceso a las comunicaciones, a la masificación de Internet, a la provisión de servicios asociados como venta y recargas de celulares, y a la adquisición de productos de última tecnología, especialmente en áreas urbanas comerciales, de alto tráfico de peatones, comunidades de jóvenes y comunidades residenciales de todo poder adquisitivo, recoge un volumen importante de clientes por la alta rotación de la población colombiana y particularmente en razón a limitaciones de capacidad de pago y de liquides para contar con el servicio acceso digital y comunicación.

Los ciudadanos globales se han habituado al servicio de reventa de servicios por efecto de economía, por comodidad, en razón a alto poder socializante y particularmente por ser una directa competencia del servicio personalizado que conlleva un tramite ante los operadores, el adquirir un compromiso contractual a mediano plazo, el disponer de los recursos para la cancelación del servicio y el limitarse por los restricciones  que implica un plan pospago.  El internet por demanda, además de su mayor costo implica el disponer de un dispositivo adicional y aun así sus prestaciones en la señal, aún no son las de mejor desempeño.

En su esencia, desde los  primeros  cibercafés, en 1991 el San Francisco sfnet  de San Francisco California, establecimiento que albergaba terminales que funcionaban con monedas y el Ciberia, primer café internet que en Londres abrió sus puertas al público para el año de 1994, conllevaban la compartición de infraestructura para el despliegue de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones – TIC, sustentado en una estrategia elemental basada en capitalizar las oportunidades para que un mayor número de personas se beneficiaran al tener la oportunidad de compartir recursos que históricamente eran costosos y de uso exclusivo de una parte reservada de la población.

Veinte años después volvemos a lo mismo, con un interés perverso: el aumentar la brecha entre unos y otros y el afán de lucro de unos pocos.

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