LA REVOLUCION TECNOLOGICA DE NUESTRO TIEMPO.
El narrador y ensayista mexicano, Carlos Fuentes Macías, nacido en ciudad de Panamá, autor entre otros de "Los días enmascarados" y "La región más transparente”, participó en el cierre del foro organizado por los 100 años del periódico colombiano El Tiempo, el pasado 11 de febrero.
En respuesta a la pregunta ¿a dónde vamos?, planteó que “para que haya desarrollo, hace falta información, la información requiere de conocimiento y el conocimiento depende de la educación”.
Indica en su disertación que, “(...) El abismo de la pobreza en los países del llamado tercer mundo se traduce en niveles decrecientes de educación. Hay 900millones de adultos iletrados en el mundo, 130 millones de niños sin escuela y cien millones de niños que abandonan sus estudios en los grados primarios. Las naciones del sur cuentan con 60 por ciento de la población de estudiantes, pero con solo el 12 por ciento del presupuesto mundial para la educación (...)”
La base de la desigualdad en América Latina es la exclusión del sistema nervioso: tenemos sed, queremos respirar, refiere Fuentes. “La estabilidad política, los logros democráticos y el bienestar económico no se sostendrán sin un acceso creciente de la población a la educación. ¿Puede haber desarrollo cuando sólo el 50 por ciento de los latinoamericanos que inician la primaria, la terminan? ¿Puede haberlo cuando un maestro de escuela latinoamericano sólo gana 4.000 dólares anuales, en tanto que su equivalente alemán o japonés recibe 50.000 dólares al año?”.
En el intermedio de su disertación, el escritor Carlos Fuentes, sugiere, que los medios novedosos de comunicación, aíslan a la humanidad, y su crecimiento vertiginoso (más de 350 millones de websites, 50 millones de mensajes diarios y 800 millones de internautas) han creado una cultura que paulatinamente amplia la brecha en el acceso a la educación y en el acceso a la información.
La educación, plantea Fuentes, está en crisis por dos motivos. “El primero, por todo lo que aún nos falta por hacer en un continente con un 50 por ciento de iletrados de facto”. Y “el segundo, todo lo que nos falta por hacer para pasar de la plena alfabetización a una política de continuidad de la educación” (...).
En referencia a la información, denota Carlos Fuentes que también está en crisis, “en una crisis de crecimiento, que expande los medios nuevos pero (afortunadamente) no sacrifica los anteriores”.
Se suponía que la radiotelefonía, mandaría a la prensa escrita al gran cementerio de las antigüedades. No fue así. Radio y prensa conviven. ¿La nueva edad que se anuncia, la era de la tecnoinformación, matará a las formas de comunicación anteriores?, No lo cree el escritor Fuentes, mas si los estandartes y defensores de oficio de las nuevas tecnologías que consideran imperativo la suplantación de una herramienta tecnológica por otra en el menor tiempo posible.
“La radio, lejos de perecer, está hoy más viva que nunca y mejor adaptada a los horarios, tempraneros o nocturnos, de la vida moderna. La televisión no hace sino aumentar y diversificar su oferta: los canales televisivos suman varios miles. Acaso, quizás, la prensa escrita, como la literatura, sólo llegue en su forma actual a los menos aunque a los mejores, aunque yo, como escritor, tengo el gusto de mancharme diariamente las manos con la tinta fresca de un periódico y otros ciudadanos, más jóvenes, leen el mismo periódico en una pantalla”, acota Fuentes.
“Lo nuevo no desplaza totalmente a lo anterior”. Finalmente “Imagina el escritor mexicano, que las cosas acabarán por equilibrarse, coexistir, al cabo de generar nuevos defectos junto con nuevos valores”.
En la Colombia del siglo XXI, el sentir de la mayoría sugiere que “para avanzar en el desarrollo, nos hace falta información, información que requiere de conocimiento y conocimiento que se adquiere mediante la educación”.
En la Colombia del siglo XXI, con sus actuaciones, algunos dirigentes “Justifican que en el camino al desarrollo, cabe la manipulación de la información y el abuso del conocimiento, bajo instrumentos sutiles de adoctrinada educación”.
Y en particular, en el Ministerio de Tecnologías de Colombia: por interés, desconocimiento, falta de información, afán de protagonismo o simple torpeza. Desde el Min Tic, se dá por hecho algunas de sus iniciativas y se presentan “shows avances” sobre planes aún en proceso de discusión o trámite legislativo, como lo establece la Ley 152 de 1994, referida al proceso de socialización, discusión y aprobación del Plan nacional de desarrollo 2010 – 2014.
Es cierto que en el Plan Nacional, "Hacia una sola Colombia: camino a la Prosperidad Democrática", se encuentran inmersas las acciones relacionadas con la conectividad que promulga el proyecto de plan nacional de Tecnología, “Vive Digital” construido sobre una marcada campaña de masificación de las conexiones a Internet.
Sin embargo, aun deben éstas iniciativas ser objeto de franco análisis y diálogo frente al país por parte de los legisladores, de tal forma que se puedan develar elementos improcedentes del Modelo de Desarrollo planteado, que como “el denominado aumento de la pensión de jubilación” obliguen al gobierno a rectificar, atendiendo la voz del pueblo.
La articulación del desarrollo esperado: “La Prosperidad Democrática”, promovido por la administración del Presidente Juan Manuel Santos, sitúa el crecimiento sostenible y la competitividad, la prosperidad social e igualdad de oportunidades, y la seguridad, justicia y derechos humanos, dentro de un contexto de un país con regiones inmersas en la economía nacional e internacional, convergentes hacia un Estado de mayor bienestar para todos los colombianos.
Desde ya, acudimos a respaldar ésta loable labor, atendiendo el llamado de la mesa de concertación nacional promovido por Santos: "Muy importante que entiendan que este Plan de Desarrollo, que es ambicioso, solamente se podrá cumplir si toda la sociedad, si todos los colombianos nos unimos, dejamos una parte de nuestra diferencias a un lado y trabajamos todos juntos en pro de esos objetivos ambiciosos que nos hemos propuesto".
Mas lo anterior no implica el renunciar a denunciar las consecuencias de políticas que retrasen nuestro desarrollo, tergiversen la información, cercenen el acceso al conocimiento, coarten la educación y enriquezcan en forma indebida a unos pocos.
La nueva novela hispanoamericana, con punto de partida en la obra literaura de Carlos Fuentes, dispone una dicotomía entre «lo que parece ser» y «lo que es», «a una realidad disfrazada por un falso lenguaje: el meollo de la empresa colonizadora era ocultado por el lenguaje renacentista, el lenguaje iluminista de la Independencia escondía la permanencia feudal, y el lenguaje positivista del liberalismo decimonónico, la entrega al imperialismo financiero».
Dentro del mundo anglosajón Fuentes es la voz de Hispanoamérica. Él defiende nuestras versiones de la realidad ante un vastísimo público y puñado de dignatarios no acostumbrado a escuchar el punto de vista del otro.
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