Microempresas de Punta en Colombia
Microempresas de Punta en Colombia
Las últimas noticias y acontecimientos que gravitan en torno al Plan Nacional de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en Colombia, constituyen factores de amenazas y oportunidades para los diferentes actores. En este sentido es conveniente poner en discusión el papel que en forma discreta, dispersa e inconexa de las políticas del Estado han desarrollado en el país los denominados cibercafés, telecentros, locutorios o como comúnmente se les denomina: Cabinas Telefónicas y Cafés Internet.
En el estudio “La Microempresa de Punta en Colombia”, publicado el 18 de mayo de 2008, por la Universidad Externado de Colombia, se plantea que para estos establecimientos “se requiere de una legislación especial que permita la estructuración legal sin carga impositiva, y de asistencia técnica y capacitación integral en los temas financieros, tecnológicos, jurídicos y administrativos para permitirle al microempresario su desarrollo, crecimiento y fortalecimiento”. Esta recomendación del estudio (se intuye), tiene su sustento en la creciente participación en el PIB Nacional, visibilidad en el contexto económico, participación como fuente de generación de empleo calificado y no calificado, y especialmente al carácter masificador de impuestos, multiplicador de capital y generador de valor agregado que produce.
En el país y mundo globalizado, el empresariado de los telecentros privados, ha cubierto una parte significativa de la demanda de comunicación, información y servicios conexos sin distingos de estratos, volúmenes poblaciones o espacios geográficos. Se puede decir que desde el barrio de mayor estrato, al más mísero y desde la población más metrópoli, hasta el conglomerado humano más ínfimo y remoto, la intercomunicación global es una realidad por la intuición privada para facilitar el servicio, soportado sobre el avance tecnológico de las comunicaciones y el Internet. No se desconoce en ningún momento la necesidad de avanzar en mejorar la calidad en la prestación de los servicios. Igualmente se reconoce la labor subsidiaria realizada por el estado y la labor académica expansiva de las instituciones educativas, entre otras.
En el contexto de proveedor de información y facilitador del acceso al conocimiento, es invaluable la labor pedagógica que concentran las microempresas de punta, dadas las características del grupo humano vinculado y vinculante, la recurrencia de temáticas y las fases de acumulación de experiencia y formación. Aquí, los telecentros no son ajenos al peligro que implica el abuso de las redes, la informalidad asociada y los roles que encierre el cambio tecnológico acelerado frente a una inapropiada cultura ciudadana.
Su vigencia empresarial en el corto y mediano plazo, es factible, a pesar de la tendencia a su apropiación masiva en el sector residencial, empresarial e institucional. Como ventajas en el país se tiene la alta rotación de la población, los niveles limitados de ingresos de la mayoría de las personas, la necesidad cultural de socializar, la propia dinámica del empresariado flotante, la volatilidad del dinámico cambio tecnológico y en especial a su propia razón de ser como innovación urbana.
En la tercerización, bancarización, proximidad e inmediatez, están sus fortalezas para calar culturalmente en la generación de ciudadanos dependientes de la vida virtual y conectada, y los que aún no lo son.
Las amenazas nacen de su propio seno por su carácter individualista, el populismo que genera como tema de moda, el Estado mismo y su fragilidad financiera.
Doce años haciendo TIC’s, son razones de fondo para su razón de ser en el devenir Colombiano, mas no las suficientes que le garanticen su supervivencia.
Miguel Ospino Rodríguez
Presidente ADECINTEL
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